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En los meses de alta exposición al sol, las pieles blancas -fototipo 1 y 2- son las más propensas a desarrollar
afecciones cutáneas por la exposición solar, por eso en estos casos hay que evitar las quemaduras recordando que el
efecto dañino sobre el ADN de la piel es acumulativo y como consecuencia los efectos dañinos suelen verse en la
edad adulta o en la vejez.

Los protectores solares son aliados que han llegado para permitirnos hacer una vida al aire libre sin sufrir las
consecuencias de la quemadura solar. Se aconsejan protectores con un FPS mayor a 30, repetirlos cada 2 hs y
renovarlos al salir del agua. Hoy en día hay muchas marcas que han podido solucionar el problema estético ya que
existen cremas con color, emulsiones sin olor y emulsiones astringentes, spray que no dejan grasosa la piel. Todos
estos productos son de gran efectividad para protegernos del sol. Siempre hay que mirar la fecha de vencimiento del
producto ya que suelen usarse de un año para el otro. El uso incorrecto de un protector solar puede dar una falsa
sensación de protección que suele ser más dañino que no haberse puesto el mismo.

En los pacientes con antecedentes de cáncer de piel o aquellos que deseen cuidarse del sol, se pueden utilizar
autobronceantes, que bien colocados, es decir dos veces por semana en forma homogénea, generan un color muy
similar al bronceado natural y son inocuos sin ningún daño para la piel.

Luego de una quemadura solar es útil el uso de geles postsolares a base de aloe vera o urea que hidratan y
desinflaman la piel. En casos severos es necesario recurrir al corticoide que puede ser utilizado en crema, vía oral o
inyectable dependiendo de la gravedad de la quemadura.

Los niños menores de 2 años no deberían tener largos periodos de exposición solar ya que es la etapa de la vida
donde el ADN celular es más frágil a los rayos ultra violetas. Debe hacerse hincapié en respetar el horario de
máxima radiación UV (de 10 a 16 horas). Los deportes al aire libre (golf, tenis, fútbol, surf) al igual que las caminatas
por la costa suelen ser tan importante en el fotodaño como la exposición directa, por ello siempre es recomendable
recurrir a protectores solares como así también al uso de gorra y lentes de sol en ese tipo de actividades.

Siempre recurrir al dermatólogo para solicitar recomendaciones en forma preventiva o ante una quemadura solar
severa.

Dr. Agustín González Cocorda
MP 94.024
Especialista en Dermatología

Av. Colón 3651, 1º piso – consultorio 106
Tel. (0223) 499-2579