La hipoacusia del recién nacido es una de las patologías congénitas más frecuentes que afecta entre 1 a 3 de cada 1000 recién nacidos. Varios estudios han demostrado que la hipoacusia se asocia a diversos problemas para el niño tales como retrasos en el lenguaje y el habla, problemas de comportamiento y menor bienestar psicosocial. El diagnóstico precoz de la hipoacusia profunda en un recién nacido es fundamental para el desarrollo del lenguaje oral.
Actualmente las dos pruebas de tamizaje más utilizadas y aceptadas para identificar a un bebé con sordera son las otoemisiones acústicas y los potenciales evocados auditivos de tronco cerebral. Ambas técnicas permiten el registro no invasivo de la función auditiva y permiten la detección de hipoacusias conductivas y sensoriales mayores a 40 dB.
Tratamiento de las sorderas profundas del recién nacido
El déficit sensorial auditivo que se produce en los recién nacidos con sordera debe ser resuelto lo más precoz posible, por lo menos a los 6 meses de edad para que no se produzcan retrasos del lenguaje oral. El tratamiento de las sorderas profundas se basa en el uso de tecnologías como audífonos o implantes cocleares y en la rehabilitación audiológica.
Actualmente existen tecnologías de audífonos digitales que permiten amplificar el estímulo acústico y que deben usarse en los lactantes en forma bilateral desde el momento del diagnóstico de la sordera. Además, se debe tener presente la posibilidad de reemplazar la función del oído interno del recién nacido con un implante coclear. El implante coclear es un dispositivo electrónico que se implanta quirúrgicamente y estimula directamente a las fibras del nervio auditivo. Los resultados audiológicos del implante coclear son mejores cuando los niños son implantados a edades tempranas y cuando han sido estimulados con audífonos de alta potencia. Es fundamental la rehabilitación audiológica para que los pacientes adquieran lenguaje oral.
Servicio de Otorrinolaringología de Clínica Colón