El cáncer colorrectal es el tercer cáncer en frecuencia en el mundo occidental. Las políticas de rastreo mediante estudios del colon a partir de los 50 años en la población general demuestran que ha bajado la incidencia y mortalidad por este tipo de cáncer. Esto es lo que se llama prevención secundaria. Sin embargo, ¿qué ocurre con la prevención primaria? Desde hace ya varios años se están realizando estudios para establecer el rol de la dieta y modificaciones del estilo de vida apuntando a la prevención de la enfermedad. En octubre de 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre los efectos del consumo de carnes rojas y carnes procesadas como factores de riesgo para el cáncer colorrectal. Las carnes rojas son aquellas procedentes de la vaca, cerdo, cordero, caballo y cabra. Los métodos de cocción a alta temperatura o al fuego directo producen sustancias químicas consideradas cancerígenas, como los hidrocarburos policíclicos y aminas aromáticas. Las carnes procesadas son aquellas que han sido transformadas a través de la salazón, curado, fermentación o ahumado para mejorar el sabor o la conservación. Ejemplo de ellas son las salchichas, jamón, carne enlatada, preparaciones ensobradas a base de carne. Las evidencias muestran a la carne roja como probablemente cancerígena (hay evidencia limitada), mientras que se considera que hay suficiente evidencia referida a los productos procesados. El consumo de 50 g diarios de carne procesada aumenta en un 18% la probabilidad de padecer cáncer de colon.
¿Qué alimentos nos protegen contra el cáncer de colon?
Si bien las evidencias son limitadas, es probable que los siguientes alimentos reduzcan la aparición de cáncer colorrectal:
-Leche: en tomas de 200 ml por día o más mediante el efecto antineoplásico del calcio, vitamina D, ácido linoleico, butírico y lactosa.
-Frutas, vegetales y granos ejercen su efecto por el contenido de folatos, vitaminas, fibras y minerales.
Ante lo expuesto anteriormente, ¿se debe dejar de lado el consumo de carnes rojas o procesadas?
La carne por un lado tiene efectos beneficiosos para la salud, pero ante estos resultados se aconseja limitar el consumo de las carnes rojas y sobre todo las carnes procesadas. Además se recomienda variar la dieta mediante el agregado de fibras, vegetales, frutas y lácteos e incrementar el consumo de carnes blancas. Por otro lado, la causa es multifactorial, por lo que se aconseja llevar un estilo de vida saludable, incrementar la actividad física y evitar el sobrepeso y el estrés.
Dr. Higa, Roberto
Especialista en Gastroenterología
M.P. 448687
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