El 28 de julio se conmemora el Día Mundial contra las Hepatitis con el objetivo de informar y concientizar sobre las hepatitis virales que afectan a más de 500 millones de personas en el mundo. Las hepatitis generan daño hepático agudo y crónico provocando 1,5 millones muertes en su mayoría por Hepatitis B o C.
El lema de la Organización Mundial de la Salud para el año 2016 fue “conozcan las hepatitis y actúen ya”, y este año debemos seguir insistiendo en informar y testear a la población de riesgo, universalizar la vacunación y ofrecer los tratamientos a quienes lo requieran. Se estima que solo el 5% de las personas con hepatitis crónica saben que están infectadas y un porcentaje aún menor accede a los tratamientos.
Tipos de hepatitis
Existen 5 grupos de hepatitis víricas; las hepatitis A y E son virus de transmisión fecal-oral, y las hepatitis B, C y D son las denominadas de transmisión parenteral. La hepatitis B en particular es una causa frecuente de hepatitis crónica, cirrosis y factor de riesgo para hepatocarcinoma en nuestra población.
La prevalencia mundial varía según la región: en Latinoamérica se estima que existen entre 6 a 12 millones de portadores, reconociéndose 400.000 infecciones por año. Debemos recordar que la transmisión es prevenible tomando las adecuadas medidas profilácticas y que además, en la actualidad existe una vacuna de acceso universal.
La Argentina es considerada una región de baja endemicidad, aunque esto es variable de acuerdo a áreas geográficas, y tiene relación con otros factores como los socioeconómicos.
Las vías de transmisión de la Hepatitis B son la horizontal (sexual), vertical (perinatal) y la parenteral (a través de la sangre). En un 30% no se reconoce la forma de transmisión. Tampoco hay evidencia de transmisión por leche materna.
Para las hepatitis se define un período de incubación que dura entre 1 a 4 meses, siendo la forma clínica habitual la de hepatitis aguda (caracterizada por ictericia -coloración amarillenta de piel y mucosas-; malestar general; decaimiento; orina amarronada y materia fecal amarillenta-blanquecina). Lo más frecuente es que el paciente resuelva el cuadro espontáneamente en un período de 1 a 3 meses. También existen formas asintomáticas. Entre un 6 y un 10% de los pacientes infectados progresarán a la cronicidad, y de éstos un porcentaje avanzará hacia la cirrosis, y su consiguiente riesgo de cáncer.
Dentro de la población general, hay grupos denominados de riesgo que deberían testearse para hepatitis a modo de screening:
– Pacientes con patología hepática o elevación persistente de las transaminasas, no aclarada.
– Pacientes con HIV+ o con otras ETS (enfermedades de transmisión sexual).
– Los nacidos en áreas de alta endemicidad.
– Pacientes sometidos a terapia inmunosupresora.
– Personas que conviven con infectados.
– Los que comparten elementos personales con infectados.
– Hombres que tienen sexo con hombres.
– Los internos de centros penitenciarios
– Embarazadas.
– Los que han utilizado drogas inyectables.
– Pacientes en diálisis, hemofílicos.
– Personas que tienen múltiples parejas.
– Los que trabajan con sangre y derivados.
– Los que trabajan en centros de discapacitados.
– Parejas sexuales de infectados con hepatitis B.
Vacunación
La vacunación contra la hepatitis B está incorporada al Calendario Nacional de Vacunación desde el 2000 y se indica en recién nacidos, aunque también se contempla su aplicación en niños de 11 años que no la hayan recibido antes. Es obligatoria en personal de salud y grupos de riesgo. Se recomienda de todos modos, su aplicación universal en la población dado que esto ayudaría en el proceso de control y eliminación de la enfermedad, teniendo en cuenta sus gravísimas complicaciones.
La vacuna se aplica por vía intramuscular, en la región deltoidea; en los recién nacidos se aplica en la cara externa del muslo. El esquema habitual es de una dosis, la segunda al mes de la primera y la tercera a los 6 meses de ésta.
La vacunación universal es la estrategia más eficiente para lograr un impacto significativo en cuanto a la disminución de la transmisión viral y aparición de nuevos casos. Es muy importante la insistencia en el uso de preservativo para evitar la transmisión viral. Los médicos deberían indicar la vacuna a los pacientes que no la hayan recibido. Se trata de una vacuna segura, es gratuita y está disponible en las salas de atención primaria de todo el país.
Dra. Verónica Alo
MP. 119.985
Consultorio de Hepatología
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