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Las principales fuentes de energía en nuestra dieta diaria son los hidratos de carbono, como el almidón, la sacarosa o la lactosa. 

La digestión defectuosa de la lactosa es la intolerancia a los carbohidratos más común.  Esta situación se debe a la deficiencia de lactasa, una enzima que se encuentra en el intestino delgado, que desdobla a la lactosa en glucosa y galactosa. Cuando esta enzima falla se produce la intolerancia a la lactosa, que no es otra cosa que su mala digestión y mala absorción.

La producción insuficiente de lactasa puede aparecer en tres situaciones distintas:

-Por un lado, existe el déficit primario congénito de lactasa, en el que de una forma heredada existe la ausencia absoluta de lactasa desde los primeros días de vida. 

-Por otro lado, existe el déficit secundario de lactasa, que ocurre cuando a consecuencia de una enfermedad intestinal se pierde temporalmente la capacidad de producir lactasa. 

-Sin embargo, la causa más frecuente es el déficit primario adquirido de lactasa, en el que la lactasa se expresa correctamente desde el nacimiento, pero a partir de la infancia se produce una disminución de la actividad de la lactasa.

El déficit primario adquirido es muy frecuente, ya que se presenta en uno de cada tres adultos. En estos casos, la pérdida de la capacidad de producir lactasa intestinal justifica la aparición de síntomas de intolerancia con la toma de leche o lácteos.

Síntomas

Se debe sospechar este cuadro cuando tras la ingestión de leche se presentan síntomas tales como dolor abdominal, distensión abdominal, gases y/o diarrea. Es un problema que afecta a una extensa población a nivel mundial, pero sin ser una entidad de gravedad para la salud. 

La gente que tiene problemas para digerir la lactosa aprende, probando, cuales son los productos lácteos y en qué cantidad puede tomarlos sin presentar molestias y los que se debe evitar. Muchos podrán disfrutar de los productos lácteos en pequeñas cantidades o junto con otros tipos de alimentos. 

La gravedad de síntomas varía dependiendo de la cantidad de lactosa ingerida y de la tolerancia individual. Hay pacientes que con cantidades pequeñas de lactosa (de 5 a 12 gramos, contenidos en 100 a 250 cc de leche) pueden presentar síntomas.

Los síntomas pueden variar según la cantidad o frecuencia de lactosa ingerida. Aparecen lentamente, entre 30 minutos y 2 horas tras la ingestión, pudiendo no asociarse a alimentos ingeridos varias horas antes o de manera regular. 

Según la cantidad diaria de gramos de lactosa tolerada sin aparición de síntomas, se pueden clasificar en sensibilidad alta (de 1 a 4 gr), media (de 5 a 8 gr) o baja (de 9 a 12gr). La lactosa podrá tolerarse mejor, incluso en dosis mayores si se distribuye a lo largo del día o se consume junto a otros nutrientes.

Diagnóstico

Existen numerosas pruebas para medir la capacidad de absorción de la lactosa, siendo las más comunes: el test de la gaxilosa en orina, la prueba de la tolerancia a la lactosa, el análisis de biopsias de duodeno, y el test del aliento de hidrógeno.

En nuestro medio la más utilizada es el test del aliento de hidrógeno con lactosa. En cualquier caso, la elección de una u otra prueba, o incluso de la prueba de un tratamiento empírico retirando la lactosa de la dieta, dependerá de factores como la opinión del profesional o la disponibilidad de las pruebas.

Para su aplicación en el diagnóstico de la mala absorción de lactosa, la prueba del aliento de hidrógeno se realiza ingiriendo lactosa para, a continuación, recoger muestras del aire exhalado donde se determina la concentración de hidrógeno en partes por millón. Si se produce un incremento excesivo en la excreción de hidrógeno en aliento se realiza el diagnóstico de malabsorción de lactosa. Esta prueba tiene las ventajas de ser aplicable tanto en adultos como en niños y ancianos, ser económica, aportar una medida cuantitativa y no ser invasiva.

Tratamiento

El tratamiento consiste en la reducción de la ingesta de lactosa hasta cantidades que no provoquen síntomas, dependiendo del grado de intolerancia a la lactosa de cada persona. Esta medida puede complementarse con otras, como la toma de lactasa exógena (comprimidos) o la toma de lácteos modificados sin lactosa.

No suele ser necesaria la exclusión completa de la lactosa, puesto que la mayoría de pacientes con mala absorción de lactosa pueden tolerar hasta 10 gr de lactosa en una toma.

En la dieta baja en lactosa hay que contemplar el consumo oculto de lactosa, por ejemplo, por la toma de medicamentos. Uno de cada cinco medicamentos contiene lactosa en su excipiente por lo que las personas polimedicadas podrían tener problemas de tolerancia.

Dr. Moreno, Fernando
Especialista en Gastroenterología
MP 115.233 

Av. Colón 3651, consultorio 12, tel.: (0223) 499-2566