Las situaciones nuevas que impactan en la humanidad, generan en todos respuestas esperables y características. Que se construyen y remodelan en nuestra “mente», se expresan en nuestro cuerpo y comportamiento.
Sabemos que la novedad convive con nosotros, constantemente y en forma dinámica. Vivimos en un mundo cambiante, vertiginoso que demanda rápida adaptación. Estamos situados sobre lo nuevo, algo único y exigente. A lo que todos respondemos de diferentes formas, pero sin excepción.
El “estrés” es un estado más que una respuesta de alerta, activa al organismo y lo prepara para la acción. Hace que estemos más atentos y reactivos a nuestro entorno. Si lo que inicia la respuesta se prolonga en el tiempo o es una situación muy movilizadora, adoptamos formas crecientes de inquietud, intolerancia e irritabilidad. Nos volvemos insomnes, se afecta nuestra memoria y rendimientos cognitivos.
Seamos conscientes, ya vivíamos con estrés, sin embargo, hoy crece exponencialmente y enfrentamos algo desconocido que nos puede llevar a poner en riesgo nuestras vidas y la de los que nos rodean. Cómo no sentir, cómo no expresar. Con estas formas nuestro cerebro construye respuestas adaptativas.
De esta manera debemos interpretar y modificar este transitar inapropiado que puede conducirnos a mucho más que enfermar.
Es necesario sobreponerse a todo y tener éxito. La “resiliencia” se describe como la capacidad que tenemos de evitar que situaciones de amenaza deterioren nuestro equilibrio biológico. Se adquiere con un acorde rendimiento cognitivo y resolviendo vivencias de impacto profundo.
¿Cómo se logra algo tan importante? utilizando todos “nuestros recursos”, aquellos que vienen con nosotros desde que existimos y los que adquirimos con la experiencia de vida, ya que nacer y sostenerse en este mundo podría ser resiliencia.
Aquí se pone en juego todo, hasta nuestra creatividad, el logro es demasiado valioso, superar una gran crisis, quizás la mayor de nuestra existencia.
Estamos estresados y buscaremos resiliencia, pero es momento de saber de otro estado que padecemos: la “ansiedad”. Representada por el miedo, surge ante una situación real o virtual que podría ponernos en peligro, que si no es resuelta toma la forma de la angustia.
La ansiedad como todo estado emocional, es también un estado corporal que debe interpretarse, conocerse. Cuando el miedo nos da forma nos volvemos más hipocondríacos y temerosos, más aislados de lo normal.
Este recurso biológico surge para resolver algo del hoy pero fundamentalmente para enfrentar lo que vendrá, es toda una anticipación a situaciones que vemos, que imaginamos padecer. Esto lleva a estar movilizados y nos da forma antes que las cosas sucedan.
Hoy nos alimentamos de una catarata de información invasiva, descuidada, sensacionalista y por ello dañina.
Es así como vivenciamos una realidad diferente. Es así como el miedo, la angustia y la desesperanza toman forma. Tenemos que leer como estamos en este presente, para ser más apropiados, para continuar hoy y mañana con nuestra existencia.
Consejos para disminuir el estrés
-Empezar el día con ejercicios físicos.
-Realizar respiración abdominal.
-Meditar o aprender a meditar.
-Hacer o aprender yoga, este es el momento preciso.
-Descansar, privilegiar el sueño y dormir bien.
-Armar una rutina, organizar el día en casa, incluir e integrar a las personas con las que convive. Dedicar momentos para el juego, la risa y al ocio. Entienda que también puede necesitar un tiempo para estar solo. Estar en casa es cuidarnos mucho más, es importante ser creativos.
-Alimentarse sanamente es complementario a todo, incorporar a su dieta frutas y verduras que contienen vitaminas y antioxidantes, ingerir mucho líquido. Poco y nada de hábitos tóxicos, fundamentalmente tabaco y alcohol, estar en casa, sin hacer lo necesario despierta estas conductas. Ante esto último todo lo aconsejado cobra mayor valor.
Consejos para cuidar la salud mental
-Permanecer en casa es una situación transitoria y tiene que transformarse en una experiencia valiosa, nuestro hogar nos resguarda y nos desafía a ser creativos con este momento.
-El distanciamiento social no es un término feliz pero necesario. No significa no comunicarnos con nuestros seres queridos: familia y amigos. Es muy necesario hablar y expresar nuestros estados. Aliviemos nuestra carga, saquemos y transformemos las preocupaciones diarias.
-Sea paciente, contemplativo, controle sus impulsos y de esa manera llevará su convivencia a la forma más satisfactoria.
Dr. Aníbal Castillo
Psiquiatra
MP 93742