Con motivo del Día Mundial de la Trombosis, desde el Servicio de Flebología explican de qué se trata el Síndrome del pasajero de clase turista. El nombre de este síndrome surgió gracias al espacio reducido que existe entre los asientos de la clase turista, disminuyendo de esta manera las posibilidades de movilización de los pasajeros. Aunque se ha popularizado bajo esta denominación, esta entidad se caracteriza por la aparición de trombosis venosas (coágulos) debido a viajes prolongados (de más de 6 o 8 hs) no solo en avión sino también por vía terrestre en auto, bus o tren. Si bien es cierto que se producen casos de trombosis venosas luego de viajes por vía terrestre, los viajes en avión presentan riesgos adicionales debido a las condiciones ambientales que se generan en la cabina.
¿Cuál es el motivo por el cual un viaje prolongado puede favorecer la aparición de una trombosis venosa?
Lo primero a saber es que debe existir una predisposición o algún factor de riesgo para desarrollar una trombosis venosa, a lo cual se irán sumando otros factores que serán los desencadenantes de la trombosis. El principal factor desencadenante es la inmovilización de los miembros inferiores durante períodos prolongados. Esto provoca una dilatación o ensanchamiento de las venas y un estasis venoso (estancamiento de la sangre) con el consiguiente enlentecimiento del flujo sanguíneo. Los músculos, principalmente los de la pantorrilla, son fundamentales para la circulación de la sangre venosa de los miembros inferiores donde la sangre venosa tiene que dirigirse hacia arriba, al corazón, es decir contra la fuerza de gravedad. Así, los músculos de la pantorrila (llamada corazón venoso) al contraerse, oprimen las venas y de esta manera hacen que la sangre suba.
La ingesta de alcohol y/o sedantes hace que los pacientes/pasajeros se encuentren más tiempo inmovilizados.
Por otro lado, en la cabina de un avión se desarrollan determinadas condiciones ambientales distintas a las terrestres pero necesarias para volar como son la disminución de la presión atmosférica, la disminución de la presión de oxígeno, la disminución del porcentaje de humedad y la deshidratación. Estas condiciones hacen que se altere el proceso mediante el cual el organismo se defiende de la formación de trombos (llamado fibrinolisis) y producen una hemoconcentración (espesamiento de la sangre) favoreciendo la posibilidad de que se genere una trombosis venosa.
En las personas que permanecen sentadas o paradas durante largos períodos de tiempo ya sea en su trabajo o en un autobús, tren o auto sin realizar prácticamente ningún movimiento con sus piernas, las venas de la pantorrilla comienzan a dilatarse y a enlentecer el flujo de sangre al cabo de 2 horas. En los vuelos esto es aún más temprano ya que se suman las condiciones antes mencionadas que se generan en la cabina.
Por todo lo antes dicho, los factores procoagulantes, o sea aquellos que favorecen la formación de trombos, son mayores en un avión que en otro medio de transporte. Así es que el comportamiento individual de cada pasajero influirá decisivamente en el flujo de sangre de las venas de la pantorrilla por lo que sería una buena práctica realizar movimientos periódicos contrayendo los músculos gemelos y evitar el consumo de alcohol, sedantes o relajantes musculares.
Otro concepto importante es que los factores sanguíneos denominados procoagulantes permaneces aumentados hasta 2 a 4 semanas posteriores al viaje prolongado.
Factores procoagulantes en vuelos prolongados
-Disminución de la presión atmosférica.
-Espacios reducidos.
-Ausencia o disminución de desplazamientos y movimientos de las piernas.
-Ingesta de alcohol, sedantes o relajantes musculares.
-Disminución de la presión parcial de oxígeno.
-Disminución de la humidificación.
-Disminución de la ingesta de líquidos.
-Efecto diurético del alcohol
No obstante el hecho de viajar en avión NO aumenta el riesgo de sufrir una trombosis venosa en personas sanas. Generalmente las trombosis venosas asociadas a vuelos u otros medios de transporte ocurren si el viaje es prolongado y en personas con factores de riesgo para desarrollar una trombosis, como son:
-Antecedentes de haber sufrido una trombosis previa.
-Obesidad.
-Tabaquismo.
-Edad mayor a 45 años.
-Deshidratación.
-Cirugía previa al viaje.
-Anticonceptivos orales o estrogenoterapia en altas dosis.
-EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica).
-Embarazo.
-Insuficiencia cardíaca o infarto de miocardio.
-Fracturas recientes.
-Trombofilias: son enfermedades de la sangre que producen alteraciones de los factores que intervienen en el proceso de la coagulación.
Entonces, ¿todos estamos en condiciones de realizar un vuelo? NO.
En algunos pacientes el viaje en avión está absolutamente contraindicado y en otros se deberán tomar algunos recaudos.
Contraindicaciones absolutas para viajar en avión
-Infarto agudo de miocardio dentro de los 3 meses previos al viaje.
-Angina de pecho.
-Cirugía coronaria en las últimas 2 semanas previas al viaje.
-ACV (accidente cerebrovascular) en las últimas 2 semanas previas al viaje.
-Enfermedades crónicas descompensadas (diabetes, insuficiencia cardíaca)
-Arritmias.
-Embarazos principalmente en los últimos 2 a 3 meses de gestación ya que la compresión de la vena cava inferior por el útero gestante y el aumento de la progesterona hasta 9 veces su valor normal producen dilatación de las venas de los miembros inferiores y favorecen el estasis (estancamiento) de la sangre venosa.
Otros pacientes con antecedentes de trombofilias (enfermedades sanguíneas que favorecen la trombosis) o con antecedentes de trombosis previas, primeros 6 meses de embarazo, puerperio, algunas usuarias de anticonceptivos orales o terapia de reemplazo hormonal pueden beneficiarse con la administración de una profilaxis anticoagulante al realizar el viaje.
Medidas preventivas generales al viajar
-Procure elegir asientos con mayor espacio o sobre el pasillo.
-No ubique equipaje bajo el asiento delantero ya que disminuirá la posibilidad de mover sus piernas.
-Evite viajar con ropa ajustada.
-Use medias elásticas.
-Realice movimientos periódicos con las piernas mientras esté sentado (contracción de pantorrillas, movimientos de punta-talón, movimientos circulares con los tobillos).
-Procure una buena hidratación con agua, alrededor de 1 litro cada 2 horas.
-Movilización periódica: levántese y camine cada 1 o 2 horas.
En pacientes con mayor riesgo: consulte con su flebólogo antes de realizar el viaje. Algunos deberían realizar profilaxis anticoagulante.
Dr. Roberto Canalichio
Especialista en Flebolinfología
MP 93.946
Bolívar 3585 – Planta Baja- Tel.: 223 437-5686 /223 437-5688